Max Hernandez

Belleza...

Te miro y no puedo creerlo: Eres el ser mas hermoso que mis ojos jamás hayan visto.
Con tu leonina melena que cubre tu bello rostro, aún dormida, eres la expresión viva que la creación llegó a su máximo esplendor; y que en ti Dios hizo su obra maestra y pulió sus artes al lograr la perfección.


Unas líneas hermosas, que se dibujan sobre tus ojos cerrados, cuan onduladas curvas de serpenteante río, coronan la cima de dos montañas imponentes, que se levantan majestuosas con su lecho dormido.   Las formas deliciosas de tu formidable anatomía, armonizan a la perfección con tu angelical rostro.    

Causante de tentación carnal y de pecaminosos deseos, tu escultural cuerpo de valkiria indomable de míticas leyendas, atrapan para sí todos mis pensamientos. 

Abres tus hermosos ojos, y sin piedad ni compasión alguna clavas tu petrificante mirada en mi asustado rostro. Con un parpadeo, me desnudas de cuerpo y alma, y un ligero guiño tuyo me convierte en tu esclavo eterno.  

Sonríes, y ya no me pertenezco.

Con solo inclinar un poco tu rostro mientras acomodas tu espectacular cabello, haces que mi alma abandone a este derrotado cuerpo. Más aún, me miras con aire coqueto, y haces un gesto apenas perceptibles con tus magistrales labios.

Estoy que muero.  

Te acercas lentamente hacia mi tembloroso cuerpo. El sudor frío y el temblor de mis huesos hacen conjunción con mi mortal deseo.  

Casi siento tu respiración y el dulce aroma de la tentación en mi paralizado rostro. El calor de tu cuerpo envuelve al mío,  y siento el azote de un huracán de pasiones que terminan de destruir lo que queda de mi piel maltrecha. 

El roce de tus labios en los míos, dispara una centella incandescente que ciega todos mis sentidos.   Ya no siento mas nada. No se si es la tierra,  el cielo o el averno. Pero no importa.  

Envídiame,  universo! Tengo al ser más perfecto jamás creado a mi lado, más aún, soy dueño y esclavo de un fenomenal beso.