Musvi

A María Manuela Díaz

En la brecha de la madrugada

me instalo en estrellas

me debato en la niebla

 contemplando la constelada

y calmada paz que me acompaña.

 

Es tu fulgor, tu voz, aquello magnético

tus iris de nebulosas y pupilas de agujeros negros

tus nieves de piel que me ponen frenético

tu alma sencilla que contempla mi cerebro

¡oi! Aquellos besos que muerdo lento

aquellos acelerados pechos

trémulos sísmicos.

 

ganas de dar más, de encender más 

esa que me cautiva

que encuentra tesoros ocultos

en lo arcano de tu corazón

despertando en ti estupor

entre coraje y amor

dentro de tu infinita esencia

 

Es un corto prefacio

de donde yo me anido.

Adolfo D’Erizans