David Arthur

Inocencia y Picadía

Inocencia y Picadía

 

Ni siquiera los omnipotentes dioses del olimpo

se maravillaron a la vista de una tal belleza,

la cual, al contemplar su semblante de una distancia,

bendice mi esencia con exuberación

 

Su corazón de bondad pura

se refleja en su hermosura,

su gentileza, recompensada con reticencia,

por mis miradas de suma admiración

 

Sus trensas cual cascadas de azabache,

un contraste de encanto acaricia su faz de nácar,

donde moran sus labios de rubí ,

prohibidos a mis besos

 

En mil noches y una noche de inocencia y picadía,

mil veces y una vez su desnudez dibujo de nuevo,

y donde velos de intimidad ocultan su salacidad

de deleites de lo más exquisito

 

A el amor no se debe enjaularlo

súbdito a los caprichos de perjuicios,

que carga con una cruz por nacer en un rango inferior

mientras la nobleza gana por la mano,

disponiendo las conveniencias del corazón