Araceli Vellber

Tú nunca eliges.

 

Al final elegiste aquella que tenía el cabello más largo,

los besos más tiernos,

las medias negras,

y los tacones de aguja, que le hacían daño a tu corazón.

No tienes un viernes bueno,

ni un fin de semana de descanso

y el lunes es el día de los cristales rotos.

Sabias que ella quería adrenalina,

cama sin sueño y sexo de compañía

y te hablaría de tonterías,

mientras tú te fijabas solo

en las tetas apoyadas en la mesa,

no me gustan las mujeres que tienen escaparate en la Gran Vía,

y si aquellas que hablan de cuestiones de melancolía.

En el después de los finales, te lo dije,

tú nunca eliges.