César Hernández

Alberta

Buscas el cielo en los surcos del suelo, Alberta.
Pero no encuentras más que miseria
y una que otra moneda
que no te sirve mas que para presumir.

Ay, Alberta. Te has quedado en el camino,
esperando el consejo de un alma caritativa
que se apiade de tus rodillas raspadas
y de tu incapacidad para vivir.

Si tus manos dejaran de temblar, Alberta.
Quizá así podrías sostener tu suerte
pero se te escapa por los dedos,
como alguna vez lo hice yo.

Ay, Alberta. Sigues leyendo el mismo libro,
ese al que le arrancaste el final.
Historia fragmentaria impresa en emociones,
leída en el más profundo rincón sentimental.

Si tan sólo supieras, Alberta,
que la muerte está en los surcos del suelo,
en los libros inconclusos, en la suerte,
en tus pocas ganas de existir.