Lucy Quaglia

¡Quién sabe por qué!

Quién sabe por qué

A veces escribo

Algo que es bonito,

Prolijo y coqueto,

Puntillas, alfabeto,

Colores y ramas

Floridas y dulces

De árboles claros 

Flojos e imponentes,

Ríos relucientes,

Lluvias a torrentes, 

Cascadas, vertientes.

Quién sabe por qué

A veces te escribo

Cosas que parecen

Besarse, abrazarse,

Y que se convierten

En cantos de amores,

Sueños y esperanza.

Quién sabe por qué

Cuando tengo ganas

Escribo poemas

Cortos y dulzones,

Jugosos, redondos,

Sabrosos, completos,

Y me los admiro,

Una vez, dos veces,

Tres veces y cien.

Y me los repito

Una vez, dos veces,

Tres veces y mil,

Queriendo encontrar

En ellos tus ojos,

Tu boca, tu panza,

Tus cosas sabrosas,

Tus caricias suaves

De manos calientes,

Tu cuello y tu nalga,

Tu espina dorsal,

Tu boca tan tibia,

Tu pelo muy corto,

Tu nuca estudiosa,

Tus orejas flojas

Que acusan recibo

En cuanto me acerco

Delante tu cara

Buscando algún lío.

Quién sabe por qué

Otra veces versos

Salen de mi musa

Llorando arrugados,

Todos retorcidos,

Cayéndose al suelo

Sin paz ni esperanza.

Quién sabe por qué

En esos momentos

Son versos tristones,

Sin credo y sin paz.

Quién sabe por qué

Es tan complicada

La vida que llevo.

Quisiera tenerla

Sin trabas ni miedos,

Sin fuego ni brillo,

Solamente chata,

Pesada y doliente,

Aburrida a muerte,

Viviendo en la casa,

Sin mayor tormento,

Hijos y comida,

Compras y cortinas,

El cielo y el piso

Y algún paraíso

Perdido en la escoba,

El plumero, el cepillo 

De dientes, el olor 

A comida, la heladera llena

Que obliga al hastío

Y al comer sin freno.

Tu voz en el aire,

Tu cuerpo cansino, 

Triste y apretado

Quiere dividirse,

Correr y largarse

Casi sin parar

Hasta el fin del mundo

Buscando encontrar

El alivio humano

En la compañía,

En la indiferencia

Y en la obligación,

Mientras que yo siento

El frío en mis huesos,

Quedándome sola,

Gritando a los vientos

Tu nombre que queda

En todo mi ser.