Raquel Garita

Odre celestial.

Mis pisadas entre la arena,
tan inciertas y vagas.
Mis pies hundiéndose,
mi alma clamando.

El viento es culpable de llevarse la evidencia.
Solo me queda el aliento de encontrarte,
fugaz esperanza que me mantiene envuelta.

Ilusiones que son delicias a mi paladar.
Tus manos en las mías son mi debilidad.

Baile celestial,
Oh! me embriago en el amor de tus pasos,
siempre tan suaves, siempre tan dulces.

Bailas conmigo y calmas mi soledad,
puedo observar cómo se aleja el invierno.
Se abre la puerta a un nuevo mundo.
El horizonte grita mi nombre.

¡Voy por ti!
Aquí soy libre de volar.
Nuestro mundo de sueños.

El mar me acerca a mi destino,
las olas chocan contra mis emociones,
palpitaciones que aceleran al paso del tiempo,
destellos de luz que narran una historia.

 

Escondida estoy entre sus alas,
cada giro es un resoplo de pasión,
este ardor  quema  cada centímetro de mi ser,
exaltado sea el que estremece mi cuerpo.

 

Embelesada estoy de su pureza.

MI ETERNO SALVADOR.