Juan M. Gámez Ortiz

Mi Sirena

En la solitaria playa del olvido

seca la brisa viejas lágrimas

de unas nuevas mejillas

que comparto ahora contigo.

 

Nuevas y sanas como el azul

del cielo impoluto y limpio.

Sanas y fuertes como el viento

que golpea lo absoluto.

 

¡Qué fresca está el agua, mi Sirena!

El mar nos ofrece tanta belleza...

 

¡Ven conmigo!, ¡Ven al agua!

Nos espera impaciente el agua fresca.

Tus ojos y tu rostro clarean el agua.

Tu ausencia, la mar espesa.

 

¡Ven Sirena!, ¡Ven a nadar conmigo

hasta que nos aguanten los brazos y las piernas!

Ese precioso pelo húmedo y largo

que pende de la más hermosa cabeza.

 

¡Ven Sirena!, ¡Ven a nadar conmigo

hasta que no alcancemos a ver la tierra!