La hermosura de la floresta,
la abraza, la besa,
las hojas de albores sonríen,
con la brisa que roza su perfil,
brota del alma la lindeza,
de una poesía con fragancias,
de una melodía embaucadora.
Versos, cálidos en el viento
que la arropa en su pecho,
se queda como una niña,
enamorada e ilusionada,
en el silencio de la madrugada,
con el aroma de su piel aceituna.
Versos, flameantes apasionados,
con fuego ardiente para su amado,
siente el palpitar de su corazón,
se pierde en sus labios encarnados.
La dulzura de sus palabras,
la cautivan, la desnudan,
frente la luna plateada,
riman los versos de una rosa,
como aceite de olivo caliente,
se desliza por su frente.
Con la rama de un verso,
despierta la aurora que canta,
con él roció de la primavera
que sus manos tocan,
adorada, iluminada, añorada estrella,
musa que proclama que lo ama.
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