Darío Ernesto

Rio Grande

Rio Grande

Incantable  declaración de amor,

Rasgan la tierra seca, mágicamente

Sin cansancio por su huella, vital elemento

Y en la funesta  piedra testigo, reposé mis cansados lomos

Mirando hacia arriba, fundiéndome tiernamente

Arropándome como una madre, tu abrazo

Por encima, allá arriba, Dios  tomo su nombre

La roca  perfecta

Todos tus caminos son justicia,

Agua  hospitalaria cálida

Cristalina pureza,

¡Oh el regocijo de las truchas y bagres!

En tu vientre rio arriba

¡Oh Nogolí, tierra san luisita!

La sangre aborigen, al horizonte  abriga

Eternidad que mi linaje acoge,

¡Oh rio de alma, agua de la peña!

Que brota sin la voz de mando

Obediente al itinerario,

Decir que soy puntano, indicar que me enrojecen las tardes

La espalda insolada de gozo

Que amo  ser peregrino

Con los pies besando las piedras descalzo,

Que imponente gesto del bello atardecer,

Sumido, a tanta naturaleza

Se va mi energía a otros pensamientos

A otro cielo celeste e infinito.

He compartido la  siesta, voces y risas,

Perenne fui venciendo  el paso del tiempo

Cuando me eche a dormir profundo

Y solo ya  la niña de mis ojos brinque

Recuerde mi niño, que ame estar allí con tus caricias,

Fija  la mirada extasiada en tu belleza,

Coronando de cerros dorados, de verdes tiernos

Después de la lluvia

De mis ojos cansados, satisfechos de días.

Darío Ernesto Muñoz Sosa

Autor.