Joan Grimaldo

Tortura

Lo malo de romperme el corazón,

es que pierdo el apetito 

y no dejan de preguntar,

si estoy enfermo, a dieta o anoréxico.

Así que contra mi voluntad

ingreso cualquier alimento,

mientras escucho 

los reproches de mi estómago.

¿Aguantar un corazón roto 

y un estómago caprichoso?

Tortura que no le deseo a nadie.