@aburtoungenio

Princesa de China.

\"La Princesa de China camina, y cuando lo hace, tiembla todo lo que está bajo sus pies. Sabios, príncipes e imperios se fascinan al ver la verdadera belleza de la mujer\".

Una larga guejeda marca el paso de la musa en la pasarela, y cuando pasa, los guardianes cantan con voces angelicales el dulce coro que alimenta a la dama de belleza, pero la princesa no quiere ser princesa, quiere ser un alma libre que vuele de China a Argentina, de Nicaragua hasta Brazil, un alma que alimente a los tétricos de dulzura, que los haga respirar, la princesa despide en esta última pasarela la valentía de estar presa bajo barrotes de cristal.

 

Una pierna sigue a otra, y el verde borde del vestido que acompaña el atavío de la alteza, baila un mítico vaivén, la danza de las mareas. La princesa se detiene, exhala un grito y dice \"basta\", sonríen verdes ojos ante el hombre que le roba el corazón, deja la corona, desnuda su alma, que es de inmediato, acogida con amor, ahora no hay más princesa, y la aterradora China queda sóla, ya no hay magnificencia que la proteja. 

 

La orfandad inunda la sombra de la mujer que ya no existe, y sus coristas quedan tristes, pero felices a la vez. Pues la diosa es por fin un alma libre, que ama, vive y sonríe, ha dejado de ser una niña, que agobiada por la vida, atentó contra su vida y contra la corona imperial. Hoy la princesa es un espectro que mueves del camino por necesidad o por placer, y el hombre que veía verdes ojos esperó milenios para ver, en un día de luz, una mujer sencilla, el manto de ternura que estrena la doncella, que ama nuevamente, con todo el corazón.

 

\"Dos almas gemelas siempre necesitan estar cerca\"