Cecilio Navarro

Nacimiento en la playa. (Festival poético)

—Versos alejandrinos—

 

La noche cae lenta, precisa e implacable

en niebla derramada por costa de amargura.

Sus ojos se aclimatan al ósculo de sombra

que todo va envolviendo en espesa negrura,

trayendo los presagios de su antigua cabila

y augur de un hechicero, que el devenir anuncia.

 

A Fátima acompaña su esposo Karím, que

vigila y preocupa requisitos de ayuda,

que en su Buenaesperanza en estado avanzado

le angustia comenzar  la terrible aventura.

 

Bajando silenciosos al punto de partida

observan las brillosas  miradas que los juzgan;

viajeros que comparten asientos de patera

temiendo zozobrar entre las olas y brumas

y un parto de improviso, lo que menos desean.

 

Diciembre veinticuatro es el día escogido

con menos guardacostas en lugar de destino.

Periplo tormentoso a través de tinieblas

y vómitos que arrasan la confianza caduca

de tristes almas  pobres  implorando clemencia.

 

Llegando a su destino la tiniebla es su amiga

y corren en la sombra buscando su camino

huyendo de la Guardia que registra la orilla.

Mas Fátima no aguanta  poniéndose de parto

con gritos de dolor anunciando la vida

que turban  a un Karím que llora desvalido

sin nadie que le ayude en tan enorme lance,

por dunas de arenales, como infame cobijo.

La luz de enorme foco resplandece en los cielos

de Guardias rebuscando inmigrantes perdidos

hallando a  la pareja gritando descompuestos

pidiéndoles amparo para ese nacimiento.

 

La Cruz Roja se acerca con médico incluido

y al fin, el niño llega rompiendo con su llanto

el hielo de temores y de viejos perjuicios

que desunen a  hombres con deslindes ficticios.

Las cámaras de teles desfilan arrobadas

mostrándoles al mundo un Nacimiento vivo,

la madre con su hijo y su padre contento,

porque ha nacido un niño, con derechos de asilo 

 

Cecilio  21/12/2015