aura bedoya

Te libero de mi...

Te libero de mí, de mi nombre y de cada una de sus letras, de la forma en que tus labios dulces me nombraban tiernamente.

Te libero de las tardes en las que yo no hacía más que dormir en tu hombro, allí tan frágil y vulnerable, donde me observabas,  cuidando cada uno de mis sueños y respiros.

Te libero de mis labios, mis manos y mi piel, estos que te amaron por tantos años y que hoy te extrañan con nostalgia por tu ausencia.

Te libero de mis múltiples y diversas formas de sonreír, esas que tú conocías y distinguías a la perfección  y que en ocasiones eran como flores para tus días.

 Te libero de mi aroma ese que te gustaba e inhalabas tantas veces cuando estaba a tú lado y que ahora está tan grabado en tu memoria, que sé, que en las tardes sueles notarlo escondido en el viento.

Te libero de mis promesas incumplidas, de mis esperanzas agotadas, de mis errores, de mis defectos, de las veces en que no luche y de mis lágrimas quebrantadas.

Te libero de mis antojos opuestos a los tuyos, de quitarte tú comida segundos después de decirte que no quería y de preferir comida antes que cerveza.

Te libero de las noches, de los pocos tragos, los pocos bailes y las pocas locuras; te libero de mis noches en las que delirabas con mis lunas y recorrías con tus labios mis múltiples estrellas.

Te dejo, te libero de mí, de mi ser, de mi presencia y hasta de mi existencia, porque nos hemos convertidos en desconocidos con recuerdos en común… te dejo,  guardando en la maleta de la vida tu risa, esa que  se te creaba al momento de molestarme, tus ojos con el reflejo de los míos y la inmortalidad de los lugares que me harán recordarte y decir “sí que fue un amor del bueno”.