Te ignoré… me ignoraste… nos perdimos,
como hojas que el otoño no reclama;
en un bosque de ausencias nos dormimos,
donde sólo yo ardía en esa llama.
Nunca supiste del temblor secreto
que bordaba tu nombre en mi mirada,
ni del suspiro ahogado, tan discreto,
que vivía en mi pecho, madrugada.
Tus gestos eran brisas pasajeras,
yo, raíz aferrada a tu desvío;
tú jugabas con otras primaveras,
y yo, invierno, soñaba junto al río.
Mas en los sueños vuelves, sin saberlo,
como un faro en la niebla de mis días;
y aunque tu amor no pude tenerlo,
mi amor callado aún borda poesías.
Yasuara Melgara