kavanarudén

El maestro y el novicio

Desde hace algún tiempo el novicio estaba preocupado. Había escuchado en el templo la lista de preceptos que tenía que cumplir para alcanzar la vida eterna. Tuvo temor. Se acercó a su maestro, que estaba asistiendo algunos enfermos, y le dijo: 

Maestro, por favor y perdona mi atrevimiento, ¿En qué cosa consistirá el juicio final?

El maestro se lo quedó mirando, sonrió y le respondió:

Vendremos juzgados por las sonrisas que habremos obtenido de las personas que han estado a nuestro lado, sobre todo, de los más necesitados.

Esfumóse del joven el temor y con alegría siguió curando las heridas de los leprosos.