GAVASE

Olmo viejo del camino

 

Olmo viejo del camino

A mediodía lo han visto
juguetear con las sombras,
y en el ocaso, tendido,
los ojos de quien lo nombra.

 

Olmo viejo, buen amigo.
A media tarde tu copa
se fundió con el antiguo
paisaje que te dio fonda.
¿Quién causó tal desatino,
quién cavó pena tan honda?
¡Si tan solo eras abrigo
de lasas aves canoras!
¿Por qué te privan del trino
de los pájaros que entonan
a la noche que ha venido
y dormitan en tus hojas?
El progreso fue el motivo
de acallar la bulliciosa
melena de tonos vivos
que hoy se despeina en la broza.

Olmo viejo del camino
ancha y larga fue tu sombra,
sembrada de campesinos
en las veraniegas horas
del trasiego al vasto trigo,
cuando el sol a plomo borda
quiebras en lodos marchitos
y las chicharras retozan
en curvos torsos pajizos.
Curvos torsos que coronan
espigas del grano henchido
a la espera de la monda
y las muelas del molino.
Molino sito en la loma
de naranjas encendidos
cuando el cielo al raso soban
los ocasos bermejizos
por las nubes que no rondan.

 

En el ocaso, abatido
por el hacha perniciosa,
se ve con pena, podrido
o quemado en tierra propia.

 

Su carne no tuvo olvido,
sino que el pueblo las goza,
al convertir su destino
en nobles mangos que aportan:
Al labriego el tajo al millo,
con la hoz que en yunque dobla
la destreza y el atino
del herrero que la forja.
Al ebanista el cepillo
para el cuidado en la forma
de sacar tallados finos
en maderas andrajosas.
Y al cantero su martillo
y el cincel que diestro porta,
con que saca de los riscos
toscas piedras y da formas.



Con los restos que han latido
campos y eras reconfortan,
al tallar cuidados sinos
con ramajes que les honra.

 

Fueron mangos de rastrillos
largas perchas de sus hojas,
y también curvados picos
ensartaron manos doctas.
Para empale de cepillos
usaron las ramas longas
y para embeber cuchillos
emplearon las más cortas.

 

Olmo viejo del camino,
también tus alas baldosan
el paseo recogido
de parejas que abarrotan
la ribera de amoríos
y en sus lares libres gozan.
Allí, donde vierte el río
su sonrisa más hermosa,
y al caer, cantos canijos
lame, otrora inertes rocas,
que partieron de altos fríos,
donde nace gota a gota
antes de manar cabrío
el torrente que las doma
y las mece con el limo,
agua abajo donde flotan
las costillas del batido,
y cuidan de los que asoman,
los albores verdecidos
de olmos nuevos que ya sombran.

 

Aquí pace en su retiro,
donde su osamenta alfombra
la corriente en que han venido
las semillas milagrosas
que dan vida y nuevos bríos
al lugar en que reposa.

 

¡Olmo viejo, olmo vivo,
olmo amigo!, hoy tu formas
parte del lugar y abrigo,
donde tu alma libre flota
dando goce a los sentidos
y ningún progreso toca.

 

Gavase