UN NIÑO INOCENTE
Había una vez un niño
que, cansado de soñar,
me amenazó de repente
con un arma en el portal:
“Dame todo tu dinero,
yo ya no puedo esperar
que la suerte me acompañe,
pues yo no tengo mamá”
“Tengo frío y paso hambre,
nadie se ocupa de mí,
estoy solo y siento miedo
¿Cómo puedo ser feliz?”
“Tú llevas una cartera
y ropa muy abrigada
y si ya no me la entregas
te cortaré con mi daga”
Al mirar aquellos ojos
yo de pronto comprendí
que aquel ángel no era malo,
no era ladrón, no era así.
“Dime niño: ¿cómo puedes
comportarte bruscamente
con ese rostro tan puro
y esa mirada inocente?”
“¿Por qué no vas a un albergue
y a la escuela a estudiar?
allá no estarás solito
y no te faltará el pan.”
“Y quizás en este mundo
nos volvamos a encontrar,
tú tendrás tu vida nueva
y más ganas de soñar”.
Lucila De Melo (M.G.A)
Todos los derechos reservados