El prefacio de mi historia se resume en ti,
Escrita con el tenue recuerdo de tus brazos
De esas caricias pasajeras que fueron fuego;
Abordadas en versos confusos,
De una métrica rara.
Lecciones de escritura y poesía iniciaron en ti,
Con esa lírica esmerada,
De describir tu perfección,
Con la firme condición,
De conjugar la belleza al describirte.
Eres el preludio de esta melodía,
Compuesta al son de tus latidos;
La nota seguida después del silencio de tus ojos;
La luz intermitente de la estrella de la mañana,
Que con la llegada del alba,
Se esfuma entre los cielos;
Canciones tristes son los que inspiras,
A distancias impredecibles.
Eres el aroma de múltiples recuerdos,
La voz ahogada en el aire de un te quiero,
Formando parte del clímax de esta historia,
Escrita entre sentimientos volátiles,
Con la lírica inspirada en tu rostro.
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PABLO GÓMEZ