romo

INDIGENTE

Cuerpo ardiente de dolor,

sigues las huellas de tu sombra

itinerante por las calles vacias,

y tu desnudez virgen aún,

duerme plácidamente

acariciada por el húmedo

y frio suelo de un zangúan;

escondidas en harapientas cobijas,

que ahoga tu famélica figura.