Aquí es donde vengo cuando no quiero que nadie me encuentre..

4 párrafos de medio día…

 

Me martirizo cuando con las uñas rasco el finísimo silencio

que se desborda con las migajas de saludos,

hambrientos e insatisfechos,

más despedidas perpetuas.

 

 

¿Cuándo había dado más trabajo decir hola que adiós?

si para intercambiar palabras ya no existe fecha,

y están sujetas al pasado del que acaban en interrogación los días.

 

Será difícil jugar el juego de la indiferencia

y en cuanto pases echar a un lado la mirada,

de efecto vértigo, tremulosa apatía

y el próximo arrepentimiento del otro lado de la acera,

después de aquella mirada.

 

¿Cuándo dejarás de abrumar mis días?

Y eso que no he sentido la “desdicha” de encontrarte.