Oscar Perez

Palabras para el sol

Palabras para el sol

 

Así quiero despertar, tranquilo, solo,

salir de cuando en vez a las verduras,

a reír, a llorar, a ver el mundo,

después de hablarte o verte, o bien contigo,

después de que al abrir las ventanas entre el aire

y el olor a diamelo o a jazmín desde algún patio,

después de ver si hay sol y seguir adormilado

y, si lo hay o no lo hay, creer que siempre es un buen día.

Así quiero vivir, tranquilo, en paz y sin apuro,

sin ese maquinal reloj de todas las ciudades,

sin ese ir y correr por las escalas de algún metro

o en las torres sin color del edificio que me ignora,

no ponerme disfraces de serio y de educado,

no pagar por las cosas que mis manos ya procuran

y que, si no procuran, no son de seguro necesarias,

quiero calmadamente amar el día,

oír algún rumor, de lejos algún perro

y a los niños que siempre van riendo cuando pasan

y a los hombres que, en el caos de estos tiempos, siembran fuerza.

Así quiero volver, a lo que fui antes de ser alguien,

a ser simple y feliz, como cualquiera,

como merece ser cada habitante de este mundo,

sin nadie a quien matar o traicionar por unas tierras

o por un resquemor con el que nadie nace ni ama.

Acaso pobre soy y es pobre lo que sueño,

pero rico me hace ser, pues me siento en paz con todo,

sin nada que esperar o ambicionar de cada tarde,

sin nadie al que vencer ni convencer con mis delirios,

es sólo una estación ésta en que cruzo con mi vida,

y aquí quiero esperar, mientras los trenes rugen lejos

y miles de viajeros huyen lejos sin saber a qué han venido.

Aquí quiero sembrar una verdad que nos de sombra

o un simple percibir que nada más es necesario,

un claro despertar como el de nubes sobre el monte

que el viento llevará donde mejor lugar ocupen.

No me pregunta el sol lo que me falta y me regala

sus tesoros de luz, lo mismo el ave con sus cantos,

no me distingue el mar con una isla entre sus aguas,

pero me canta igual y eso que vivo tierra adentro,

así te quiero amar, como si nada mas valiera

que entre nosotros dos hallar salida al laberinto,

o bien en él estar sin preocuparnos por la nada,

que la nada es siempre un hoy en que podemos ser felices

y en el que nada va a pasar sino aprender que es esto todo.

Así te voy a hablar, aunque ya sabes lo que pienso

y lo has vivido junto a mí, pues simplemente ya amaneces.

 

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18 11 15