Isabel Anhara

SOLEDADES

 Sin saber, mi corazón vino solo

a este tortuoso mundo.

Entre la realidad y la fantasía,

pleno de soledades latía;

triste y melancólico.

 

Palpitaba como esa mariposa,

presa en la fragancia de una rosa,

que distraída, tejía sus espinas

sin reparar en las lágrimas,

resbalando por mi faz cetrina.

 

La sangre fluía entre mis versos;

sangre de vida a raudales;

a la espera de un encuentro,

aquél en que mi solo corazón,

esquivara un destino cruento.

 

Hasta que tu amor, como un rayo,

penetró en mi solitario mundo,

y mi alma adormecida,

fue vivificada al contemplarme

en tus ojos de mares profundos.

 

Entonces, mi vida fue otra,

aún conociendo la cruel derrota,

porque tu alma y la mía son una,

cual hechizo a la luz de la luna,

donde los sueños, realidad son.