Nicolás Rangel.

Hasta que ya no duelas.

Una profunda calada a mi cigarro
y recuerdo tu voz en mi nombre
o mi nombre en tu voz.

Mucho te quise,
y cuanta pena me abraza
por no saber,
a que sabe tu boca
cuando la mojas en vino,
por no saber,
sobre el dolor
de aquellos mordiscos
cuando amas
con todas tus entrañas.

Voy a contarte,
en secreto,
sobre todas aquellas noches
que te hacía el amor
a veinte letras por segundo,
donde los \"te quiero\"
perdían significado
y nuestros cuerpos
humedecían el lienzo,
cobija del deseo.

Voy a enumerar tus verdades,
esas que viven
de tus ojos a tu alma,
de tus pies a tu cabello.

Prometo perder la suma si llego a tu boca
y comenzar de nuevo.

Y te darás cuenta
que aún hoy
cuando celebro esta cicatriz tan bella
como tu sonrisa,
no tengo el suficiente valor
para escribir tu nombre
dentro de todo este desorden,
y con él sepas,
aún sin oírlo de mi boca
que todo es para ti.

Que sigue siendo tuyo el \"tic-tac\" de mi tiempo
y el temblar de mis manos.

Y en alguna cama
o algún sofá
que devore tu existencia,
me leerás
y sabrás
que aún te busco en otras bocas
y que a ninguna,
(por más ojos que tenga en la cara)
le queda tu nombre.

Soy bastante cobarde para olvidarte
y he decidido quedarme contigo,
aunque tú no quieras,
aunque sea un simple recuerdo
y exista alguien más
que cierre tus ojos en cada beso.

Sí, quedarme contigo,
hasta que la tinta se acabe,
hasta que ya no duelas.

Hasta que mis cigarrillos
al consumirse
no traigan consigo
tu amor y tu recuerdo.

Ni tu voz mi nombre,
ni mi nombre
tu voz.

 

©NicolásRangel/Reservados todos los derechos.  Nov.2015.