Isabella Anchondo de Salazar

MEMORIAS

 

 

 

Me cansé de ponerle cara buena a la vida;

de tragarme insultos 

que muchos merecían;

de sonreír a hipócritas 

que besaban mi mejilla

en un saludo amistoso

que estaban lejos 

de sentir,

de abrazar a personas 

que no me transmitían nada

de escuchar te quieros fingidos y de alabanzas 

a mis logros que aunque no fueron muchos

sonaban a envidias 

me cansé de la vida, 

de todo lo falso

que me rodea

lo corrupto que a veces se puede ser,

a conveniencia de uno mismo,

por temor al que dirán

y a la falsa moral 

con que muchos se manejan

y que aún se atreven a señalarte;

hay veces que quiero gritar, llorar de coraje

ante injusticias de la vida.

 

Hubo instantes es que sentí

que acababa mi vida y me sentí enajenada

cansada de tanta maldad, deslealtad de gente

que juraba amarme  

con la intención de que les creyera

Y fueron solo.. ¡Mentiras!

de amores traicioneros, engañosos y falsos.

 

Dejé libre mis pensamientos 

y dí libertad

también a mis sentimientos

atrapada en remolinos de decepciones 

pude salir airosa 

sin temor que nada me afectase

sufrí caidas que desgarraron mis rodillas

y nadie estubo allí para decirme: 

adelante, ¡tu puedes!

lo hice sola y aunque no muy convincente,

de que el camino era hacia adelante.

 

Limpié mis lágrimas que salían siempre 

de mis ojos cansados de llorar

a escondidas, para que nadie viera lo frágil que podía ser

y con ello me torturé

tragándome el orgullo 

y lágrimas de dolor.

 

Cuando estuve en decadencia 

y no tuve con que aplacar el hambre

me dormía pensando en que hay niños que a diario

mueren por eso y sollozaba

en silencio, 

lamentaba mi desgracia

pensando que tu tenías una mesa llena y un corazón vacío.

 

No maldije nunca, solo dí gracias a Dios

y pedí valor porque aunque fuí como ese pájaro

que habitaba en el pantano

mis alas aún pudiéndose entre tanta escoria

e inmundicia pude sacudirlas

y el vuelo levanté.

 

Dolieron tantos golpes, y bofetadas con que la vida

se ensañó conmigo

cometí errores innumerables veces

que pudieron costarme la vida;

y después me arrepentí

y aprendí de los fracasos.

 

Expuse mi corazón y lo apuñalaron sin misericordia

desgarrado y desangrado trozo a trozo

los recogí y seguí viviendo

y aunque las heridas me hicieron ser 

la mujer fría que hoy soy

yo aún creo en el amor, 

¡en la gente!

que no juzgo a quien no conozco

y que vivo lo que siento. 

 

Que hay un mañana; lo sé, 

y lo vivo,

como si fuese el último porque quizá estas sean

mis ultimas palabras que leas,

y no quiero morir en el intento

de decir pude haberlo hecho 

y ... ¡no lo hice!

Por miedo o vergüenza, no lo haré

explotaré mi derecho a expresarme

y mi pluma escribirá lo que mi boca calla.

 

Y aunque aulle de dolor, sacaré mis garras, 

lameré mis heridas 

como un loba y defenderé mi territorio,

¡jamás me verán arrastrando! 

Porque el dolor me hace fuerte y no aminora mi marcha,..

 

¿que avanzo?..

¡Claro que lo hago!

y a pasos agigantados, veo cada vez mas atrás 

mi futuro incierto,

y veo resplandecer mi cielo, antes nublado

que muchas veces en medio de tanta oscuridad ocultaba

mi rostro de amargura y desasosiego,

Pero aquí estoy mirándote de frente, 

como siempre

porque yo... no,

¡no me acobardo!