Pasó por mi lado sin mirar a nadie
la frente hundida, la mirada perdida
pasó por mi lado sin mirar a nadie
caminando sin rumbo su boca callada
Pasó por las calles, cruzó por el campo
llegando hasta el río que andaba crecido
sus ojos anegados, plagados de llanto
sin voluntad ni cáracter, estaba vencido
Se adentró en el río sin miedo ninguno
aquel río caudaloso buscando la muerte
ya no pensaba en nada, sin pesar alguno
dejó que el bravo río decidiera su suerte
Más el río no quiso sentenciar su suerte
devolviéndolo a la orilla tan solo mojado
entonces maldijo al cielo gritando muy fuerte
y volvió sobre sus pasos a su casa enojado
Se sentó en un sofá para llorar su pena
esa pena terrible que por dentro lo ahogaba
cogiendo un cuchillo sin pensarlo se cortó las venas
cayendo hasta el suelo con su vida acabada