Jesus Alejandro Reina

La silla de tiza

Como traza la silla de tiza

es polvo cada día más y más.

A su usador provee de guarida,

los rincones más inhóspitos de su tiempo.

Y en cada paso, en cada una de las escayolas

se deja caer los ápices de alma que nos queda.

Es como mi fantasma.

Que vuela como un demonio

 que herido intenta tristemente,

guardar las horas como un recuerdo.

 

 

Así; así pasa la vida en la silla de tiza,

como un tiempo:

sucio,

frío,

largo y

corriente.

Regado por el mantel de un salobre cavilar.

 

Ya las ideas

¡ja! Ya las ideas huyeron

al encuentro de la verdad verdadera.

 

 

Así se vive en la silla de tiza.

 

Y al final, al tarro de anhelos van

todas esas figuras que un día…

Fueron tan fuertes como el papel.

Como flamas negras que quemaban las

circunstancia en que, vivimos nosotros.

Plasmados en un triste y ruin destino.