Isabel Anhara

LA SIMA

 

La vida perdida está

en una profunda sima,

que, en su negrura,

lacera cualquier rima,

como espinos rasgando

la belleza de un alma pura.

 

Mas el alma anhela la luz;

se debate en la espesura;

otrora fue fulgente rayo;

un amor vívido en su hermosura;

fija su mirada en el azul celeste;

cubierta por tan milagroso sayo.

 

El amor que surca el clamor

de la carne en su agonía,

sin la calma de un tierno regazo,

que traiga paz a su melancolía;

no halla tregua en su desdicha;

herido está por mortal flechazo.

  

Un bravo corazón que lucha

con fuerza cual guerrero

forjado en feroces lidias,

por renacer su latir con esmero;

sin volver la vista atrás;

fijo su sentir en renovadas vidas.