Hector Adolfo Campa

Perdido ultramar

Tiembla barca, tiembla,

Con el azote de nuevas olas.

Retumba cielo de tromba,

Destroza de nuevo las velas.

 

Sucumbe viento de octubre,

Que los cañones no rugen

Por la cruel ventisca,

Derrumbe del cielo con lumbre,

Los maderos ya crujen,

Con su piel de chasca y azufre.

 

Declive, musgo y ejarbe,

Replegado en el manto carcomido;

El adobe, óxido y alarbe,

Recubriendo el armamento descargado.

 

Vuelve en el temple del vuelo,

Ave que viene tras mi naufragio;

Mueve mi lastre del entre cielo,

Ave que viene tras mi calvario.

Sube y baja tu braceo sin saberlo:

Escribes con el ala mi obituario.