Llegaría temprano aquel día,
Como había sido usual durante toda mi larga vida...
El banco vacío de una plaza de madera,
Habría silencios de cualquier manera...
Las palabras recorrían aquellos bares desiertos de estos cielos,
No habría grandes vuelos en los pájaros del lugar...
Solo su canto esta vez me parecía inusual...
Tu ausencia se hacía cada vez más presente,
Quizás nunca te darías cuenta que estuve allí...
Mientras tu veraz rutina consumía
Cada centímetro de tu boca...
Mudas tus manos en otras vidas...
Muda tu alma frente a la mía,
Aunque ya no me vieras ni en los más remotos de los sueños míos...
Aunque fuera la última persona que vieras antes de partir...
Quería verte por última vez, dentro del alma mía antes de la triste despedida...
Te vi dejar este mundo rodeado de un gris
Que atravesaba el aire en toda dimensión,
Quise dedicarte la última canción
De toda tu vida a mi lado…
Tome coraje por la vereda
Opuesta a todos mis miedos,
Mientras la mirada se desasía en pedazos
Caminaba al final de toda existencia humana…
Ya no veía los grises de un final anunciado
Los colores consumados en un negro final
Las miradas bajo un horizonte casi olvidado
Ya la despedida se encontraba cálida y letal…
Se fueron las horas perturbadoras de sueños
Los minutos transcurridos bajo tu compañía,
Ese sin fin de los recuerdos más bellos
Como si hubieran sido momentos de otra vida…
Y así como tu ausencia un día se hizo presente
Pude ver como lentamente te ibas de este mundo
Mi mundo… ese imaginario que otros no pueden ver.
Dejaste las calles vacías del placer que ya no volverá
Dejaste mudas las palabras de un comienzo
Dejaste en el silencio que se convirtió en eterno…
Con el simple correr de los días de mi sangre
Mientras el corazón aún piensa que volverás
Dejaste mi vida llena de la libertad…
Esa que duele con la pura verdad…
Y cuando el horizonte supo sepultar
Aquella figura magistral de belleza
Sobre el canto inusual de los pájaros del lugar
Pude volver a mi vida sobre la maleza…
Despedida…
Tan simple como ella lo merecía…