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VIDA POR VIVIR
Permíteme que vaya asida de tu mano,
sintiendo el calor de la tuya en la mía,
que a tu lado, me sienta mujer amada,
la soledad no me cause inquietud,
entusiasmada traspase su umbral,
desnuda de harapos de hilachas de umbría,
Permíteme , que haga uso de mi albedrío,
liberando a mi corazón de temores
inundando mi mente, en nostalgia del tiempo
vivido, en la brevedad de un suspiro,
primaveras que no fueron, férrea voluntad
alicaída, estelas ahora afloran
evocando horas errantes hacia el error,
Permíteme , sobre tu hombre, mis lágrimas
derrame, por pérdida de crepúsculos
en peregrinos, caminando ignoradas
hacia nosotros , quedando sus halos prendidos,
en las olas del viento, acunando al tiempo
enmohecido , en tu corazón y el mío,
Permíteme, que expanda al aire los hechos,
que abrieron brecha en mis entrañas,
las palabras de tu alma solitaria, en gentío
dulce contento, en la intimidad agridulce,
baldío de ternura que fluye sin ser rogada,
sin besos que ánimos trepan la cima
del amor, dónde pervive a ser bebido
caudal de amado amor eviterno,
Permíteme , que por mi sendero vaya ,
asida del nimbo del presente y futuro,
evitando ser cautiva , en una pirueta
del sino pertinaz, hallando mi equilibrio propio,
tan necesario para mi mente atribulada ,
cómo para mi desalentado cuerpo,
Permíteme, que no se me fenezan
mis ansias de la vida en su plenitud,
dada por perdida, de súbito revivida
para alcanzar lo mínimo de su luz,
y caminar con despejo por la vereda
donde el almo azar me aborde,
asiéndome de su mano tibia,
Permíteme, que esboce una sonrisa,
halada de los tiempos de mi juventud,
y en el relente de las densas tinieblas,
borrar mis tristezas, llenarme de quietud,
donde las quimeras, me sean certezas,
en este mi peregrinar por la vida,
Ana Arias Saavedra