Isabel Anhara

LUCIÉRNAGAS EN PRIMAVERA

Cuando contemplo tu hermosura,

lluvia de luciérnagas en primavera,

de mi congoja resulta alegría;

mana cual fuente de juventud;

tornándose mi sosiego, armonía,

donde el aire destila aroma de virtud.

 

Tus cabellos de ébano,

perla negra que surca los mares,

son promesa de inmortal felicidad,

cuyo recuerdo en mí ha florecido,

al abrigo de tu beldad,

en un vínculo de almas renacido.

 

Me miras con esos ojos,

cuyo mágico hechizo besa la luna;

son lirios del valle que reverdecen;

fraternal comunión que derriba fronteras;

única verdad que me ennoblece,

cuando musito tu nombre de mil maneras.

 

Eterna boca de fresa jugosa,

esculpida por poetas en sus prosas;

tus besos aletean en mi corazón,

susurrando perlas hermosas,

que trastocan mis sentidos y mi razón;

con cada verso, brotan rosas.

 

Es tu rostro, paraíso de colores,

que la silente pluma desconoce;

que los escultores no logran cincelar,

pues los dioses reflejaron en él

la más bella luz del amanecer,

al despertar el trino de los ruiseñores.