GuillermoO

Soneto a Alfonsina Storni

 

Ah, ni tu vida ni tu hermosa muerte

-sed de sal y angustiado pensamiento-

podrán borrar lo que en alma siento

más cercano mí mismo que tu suerte.

Ahora que descansas toda inerte,

que amas sobre el agua y sobre el viento,

iré a tí y con suave movimiento

he de sacarte de ese sueño fuerte.

Y te diré despacio y quedamente:

no me viste señero, duro, ardiente,

a solas con el alma dolorida?

Y de repente el corazón vencido,

vacío de impiedad y estremecido,

ha de volcarse al fondo de tu vida.

 

G.C.

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