El Teporocho

Tarde

 

Aquella tarde, en que te miré por primera ocasión,
el brillo de tus ojos me cautivo profundamente
sin embargo ni remotamente pude imaginar
la intensidad de aquel naciente sentimiento.

Nunca imaginé, quedar marcado de por vida,
ni en el más recóndito sueño
visualicé, que pasados los años,
seguirías tan presente, como aquella tarde.

Se que muchas ocasiones esperaste por mi,
algunas otras desesperaste y marchaste,
más de una ocasión, tus oídos anhelaron
escuchar las palabras mágicas.

Yo lo sabia y sin embargo,
por soberbia, en algunas ocasiones,
y por miedo, en otras tantas,
solamente las pronunciaba para mi.

Nunca comprendí que si el mundo gira
era por el impulso que tu le das,
que el verdadero oxigeno estaba en ti,
que las aguas eran cristalinas por tu ser.

Nunca paso por mi mente,
que el aire fluye por tu presencia
que la luz brilla a través de tu mirar,
y la vida se representa en tu grácil figura.

Después de ti,
vinieron algunos amores a mi vida,
sin embargo tras cada fracaso,
una figura giraba a mi alrededor, tú.

Hoy, igual que aquella tarde,
tu mirada me derrite,
hoy como desde el primer día
eres el amor de mi vida.

No importa,
que tu presencia física este tan lejana,
mis sentimientos llegan hasta la Andrómeda
y ahí te probablemente te alcanzaré.

Sin importar el pasado,
sin saber que depara el futuro,
puedes estar segura,
que eternamente estarás en mi.

Hoy, probablemente muy tarde,
quisiera poder decirte aquello
que tus oídos anhelaban escuchar:
“No te vayas, yo te necesito para toda la vida”

El Teporocho ®