En un lugar de mi mente,
de cuyo nombre no quiero acordarme,
vive un triste recuerdo,
del cual no logro escaparme.
Es un recuerdo dormido,
enterrado y latente,
que siempre recorre mis entrañas
aunque parezca ausente.
Hueco en su interior,
cicatrizado externamente,
con lágrimas regado
y en mi esencia
siempre presente.