Jesus Alejandro Reina

El hombre del muelle

Con el vaivén de una vida
la tarde se despide tras el horizonte,
que pareciera devolver los colores
al plúmbico añorar del aire.
Las injurias de esos navíos
hoy duelen en las tablas
como albatros,
que sobre mí vuelan.


Y la noche despide los colores
y los albatros son gárgolas.
Que poco a poco arremolinan
palmeras de su silueta
dibujada en un “volveré”.


Pero mi espíritu sigue caminando,
sigue caminando noches del muelle,
en una promesa de esperar
viviendo en el abrazo que me debes.


Y cuando llegan las olas del sol
mis lágrimas pintan el rastro
que te haga llenar
de estrellas,
el tormento de tu ausencia.