oxwell L-bu

"Besos de Mariposa"(Una pequena Historia)


“Besos de Mariposa”
(Una pequeña Historia)
Aquel hombre sentía una aflicción en el corazón, la soledad le invadía el alma…Evocaba los recuerdos que eran como consuelo, se abrazaba a sus añoranzas como se abraza un niño a las faldas de la madre y es que ya nada le quedaba, que no fueran fotografías y cartas amarillas por el tiempo. Eran cartas que leía una y otra vez, como quien quiera aprendérselas de memoria para recitárselas a la luna…
Cada día era igual, la misma rutina el levantarse muy temprano, tomar el collar del perro para sacarlo a pasear, un perro que hacía más de cinco años había muerto, luego preparar el desayunó para tres, a pesar que dos ya no estaban, su esposa de toda la vida porque había muerto de cáncer de senos, desde hacía ya más de quince años, cáncer que fue detectado meses antes de su partida y una hija que como gorrión había volado de su lado desde hacía 5 primaveras ya que había contraído matrimonia, con alguien que vino de un país lejano y la supo conquistar para llevársela a tierras lejanos…Mas aquel ritual era una forma de preservar la presencia de los ausentes.
Cada día prendía la televisión para sentirse acompañado, escuchaba la radio con la esperanza de escuchar una canción que le hiciera palpitan tan a prisa el corazón que se lo acelerara para llegar pronto al otro mundo. Jugaba solo domino y a veces ajedrez, donde se hacía trampa a sí mismo, pues los que fueron sus amigos ya no se contaban dentro de los vivos. A veces pensaba que su vida era una vida inútil, que ya estaba robando oxigeno, que ya nada tenía sentido salvo esas llamadas de su hija en las que anteponía el carácter más al final acababa bañado en lagrimas, mas nunca decía nada porque él lo que más deseaba era saber que era feliz…
Todos los días al despertar lo primero que hacía era abrir las ventanas del cuarto donde aun se respiraba el perfume de su amada, desde allí veía como lo saludaban los rayos del sol, como las buganvilias que colgaban de su balcón le sonreían, pero sobre todo a las mariposas que se posaban de flor en flor y le hacían recordar aquella historia que a la pequeña Estephania le había contando hacia ya varias primaveras cuando uno se engaña pensando que los hijos nunca se irán.
-Papa, ¿Por qué las mariposas siempre van de flor en flor?, ¿Por qué yo siempre las veo distintas, aun que parecen que fueran las mismas que vinieron ayer?, ¿Por qué siempre se ven tan alegres?
-¡Huy! Te diré, pero nadie puede contestar tantas preguntas juntas. Bueno sabes porque ellas van de flor en flor…
-No
-Pues porque ellas son eternas besadoras, cada vez que tocan a la flor la besan tan delicadamente que apenas le rozan los labios, mas aun así le dejan como una marca para que ninguna otra mariposa vuelva a besarlas y gracias a ese beso la flor se reviste de una belleza que hasta el mismo Dios aplaude….
-¿Y Papi las mariposas son niños o niñas?
(Y frotándose las manos le contesto) Bueno las hay niños y niñas…
-¿Y cómo sabes cual es niña y cual es niño?
-Bueno lo sabes, porque, porque, porque…. (Realmente no sabía la respuesta)
-Porque que papi…
-Porque las mariposas niño son las que andan solo revoloteando y las mariposas niñas son las besadoras…
-Entonces yo seré una mariposa niña y todas las mañanas te vendré a besar a ti y a mami. Mami será una rosa y tu un clavel….
En ese momento la estrecho tan fuerte en sus brazos, como queriendo que el momento no se le escapara de las manos, como quien pretende un momento eternizar.
Pero el tiempo vuela y su niña se hizo mujer y alzo vuelo como mariposa a otro jardín. Los días se sucedían uno tras otro todos igual salvo algunas gratuidades que de vez en vez esta le regalaba, como la llegada de cartas de su hija con fotos de su nietecita, o las llamadas quincenales o mensuales, también sus eternas caminatas gastándose los zapatos, gastándose la vida…
El invierno había pegado fuerte en aquel país lejano, nada que ver con su tierra de eterna primavera, pero la vida llema y aun que a veces a Estephania le sorprendía ese “Tristeza Pueblerina” seguía adelante. Meses después de aquel terrible invierno la primavera empezaba a dar indicios de su presencia. Fue por esos días que una mariposa revoloteó por la sala de su casa, lo cual aparte de extrañeza pues aun no era primavera, le dio tremendo susto, pues recordó la historia que su madre le conto sobre las mariposas revoloteando dentro de la casa :
-Cuando una mariposa blanca revolotea en la casa, es el alma de alguien de uno ama que partió que en forma de mariposa viene a decir adiós…
Rápido pensó en su padre, así fue que lo llamo para asegurarse que todo estaba bien. Aquella llamada también para aquel hombre fue un tanto alarmante pues era inusual dado que hacia apenas un par de dios había hablado con ella.
-¿Estephania todo está bien?
-Si papa, todo está bien.
-Y ya te hiciste tu mamografía, recuerda que nunca se es demasiado joven para eso, tu madre partió en plena juventud.
-Si papa, ya lo hice y todo está bien, te llame porque te extrañe y quise escuchar tu vos, gracias yo también te extraño, pero ya sabes con todos los amigos, me la paso bien…
-Bueno papa, cuidate…
-Si mi nena, solo quiero decirte en estos días recordé la historia de las mariposas, ¿La recuerdas?
-Por supuesto papi como voy a olvidarla, la historia de las mariposas besadoras…
Al colgar Estephania, aquel hombre lloro como un niño, sintiéndose impotente para regresar el tiempo, pero a la vez sintió una gratitud que le alegro el alma… Luego abrió la ventana de la habitación de par en par, se sentó en su vieja silla, dejo que el viento le acariciara las mejías, vio la sonrisa de las flores y las buganvilias y todo ese pequeño paraíso que era el jardín donde habían cultivado unas manos con Amor, las de su esposa, sintió como el sol penetraba sus ojos y lo llenaba todo de colores, se lleno de paz mientras observaba a las mariposas que besaban a las flores, entonces se sintió volar y en un suspiro partió de este mundo a la eternidad…
Al día siguiente Estephania emprendió el viaje a su tierra, pues le habían informado de la muerte de su padre, viajo junto a su hija, el esposo llegaría al día siguiente, por cuestiones de trabajo. Le contaron que lo habían encontrado en su vieja silla, con los ojos abiertos mirando hacia el cielo y en sus labios una tierna sonrisa. A los pocos días después del sepelio, después de años volvió a entrar aquella habitación, abrió las ventanas de par en par mientras la organizaba, su pequeña niña se asomo y vio hacia el jardín, luego corriendo hacia su madre, la tomo de la mano y le mostro a las mariposas revoloteando por el jardín… Ella noto que una revoloteada alrededor de la otra que besaba la flor, entonces le conto aquella historia…
Oxwell L’bu