Alberto Gimenez Porcar

Tu...

Tu…
Que vives en dormido silencio,
como dócil marioneta conformada.
Tu; tan cauta, de valores aprendidos
y un heredado y elegante desprecio,
te mantienes tras hermético muro,
te mantienes aislada.
Sin acceso ni condición,
cuidas una simple mirada,
cautivo tras esa muralla calla…
el corazón no dice nada.
Si por un instante liberase de su cautiva prisión,
tan solo un instante… Oyeras su voz asumida en el dolor,
el de mantenerse fiel tras la muralla equivocada.