Alberto Gimenez Porcar

Ahora dime

 

¡Esa que guía mis manos y ellas como esclavas!.
Y tu; ¡No digas nada!,
dibujaran un sueño para enamorar tu alma.
Vacía de ella no hay nada que alumbrar,
¡no queda nada!.
Mientes si me mientes que no tienes miedos,
tus ojos solo ven oscuridad donde la luz ilumina tu mirada… Una eternidad.
¡Ahora sigue tu camino!.
Tal vez intentas a quien te vive,
tal vez te muestre un nuevo día
Con la misma luz que hoy te ilumina.
De antemano y sin previo juicio,
te humillas frente a la nobleza
y al humilde muestras vanidad.
Se me antoja que por nuestras venas
circula un fluido muy similar,
movido en libertar por el corazón
o condicionado por lo material.
Compleja enseñanza y complejo escenario
donde nada esta por estar.
Lo que no se permite exponer,
lo que no se entiende…
Se percibe ¡y que mas da!
Presientes otro atardecer
y ya tiñen tus días, agotado el color,
nimban las alegrías.
La nostalgia invade en las noches frías.
Susurro al viento para hablarte sin influir
grito en silencio lo que reprime mi voluntad
para que solo escuches aquello que quieras oír
para no confundir tu realidad
Quizás solo extraña o dictada inspiración
quizás defraudado en mi profundo sentir mis palabras solo muestren
el desconcierto de vivir.

Ahora dime;
O mejor aún, no digas nada
¿Qué sendero elegiste? ¡Lo adivino!
¡Exprime la vida!
Y la vida te dejará sin jugo antes de lo que imaginas.
Vana esperanza la que alimenta un sufrir,
Vano dolor, vana agonía.
Tal vez vacía tu mirada no quede nada que alumbrar,
Quizás olvidaste quien reparte sobrado amor …
O peor aún tu olvido eterno.
¡Ahora dime!