Luis Alberto Gontade

DESCOMPOSICIÓN

DESCOMPOSICIÓN

 

Con estiletes de plata,

la realidad

lava la sangre que no lava,

la sangre.

Y los mezquinos deploran,

Los vanidosos rezongan

y los siete tajos de una

deuda.

remedan virtud.

Tormentos de sabiduría,

caos en el cosmos

desatarían, y

vida de vidas ofrendarían.

O tal vez, abatidos

abrigo o amparo,

música de paz,

suaves formas soñarían.

Las de un toldillo

irisado,

una pulsera de hielo

y una niña compungida.

Arcano de sensiblería;

tortura que ha padecido,

exánime y pensante

el alma,

la de un hombre

casi olvidado.

Ficciones de mala cuna.

Lunáticos asombrados.

Un arlequín que reiría.

Mácula de capellanes

 ebrios,

 Ángeles de tres alas…

¡Cuánto les aborrecería¡

Malas sombras,

Burla infame,

ojos de desconcierto.

Jauría.

Una de ellas amaría.

Lo eterno, lo inválido,

o la codicia,

seguro la animaría.

Letanías vacuas,

gloria insana, gozaría.

Embustes de sacristía.

Puerca,

sin creencias

ni justicia.

El diablo urde tropelías.

Nadie lo considera

 noble.

Confidentes, las estrellas

devorarían,

a un tiempo,

la tímida luz del día.

Lía de confesiones,

depredación vil

de historias.

Minutos que aturdirían.

Espadas

que no envainarían

gritos de un loco

asombrado.

Pesimista el rey diría:

“Yo que siempre he sido, en fin.

Digo…

 Considerado un fauno, sin embargo,

contigo…”

 

Oye, oye: Vamos a aclarar este punto - reconviene la reina.                  

¿Qué es ese “contigo” seguido de puntos? Te refieres a que ya              

hace tiempo no nos revolcamos, so impotente.

Cállate la boca gorda infame. Me tienes hasta aquí con ese

culo de chancha mora.         

Y qué podría decir yo de ti, impenitente, sucio y oloroso buey.                       

Hueles a letrina infecta por esa bocaza.

 ¿Olores yo? Dime entonces ya, de tus flatos silenciosos que

 me hacen vomitar por las noches ¿ Flatos yo? ¡Vaya tunante¡

Recién me vengo a enterar    

¡Bríos¡… ¿Te has preguntado por qué en la corte la nobleza

 usa tapaboca.? ¿Quieres algo más demostrativo?

Me cago y me meo en esa corte de rameras y amanerados.

Mejor harías tú en comer flores de azahar y alguna que otra

 rosa, o jazmín, para atenuar siquiera el tufo que en suspenso

dejas en el sanitario.

Ya me lo había sugerido la Reina Madre, que a tu lado la vida

sería no más que un suplicio. Tu reina madre se rasuraba el

bigote, luego hacía el amor con el peluquero real. Vamos nene.

No acepto esa afrenta vil y caprichosa a mi linaje.

¿Cuál? ¿El proveniente de los lupanares del siglo XII?,

 vaya excentricidad. En cambio yo sí puedo mostrar ancestros

 de digna sangre.

Si, sangre de tuberculosos, bífidos y sifilíticos. Tengo guardada

en mi cofre la historia del polvo ruín que se echó tu bisabuelo

con una viudita, más repasada que corredor de iglesia. Tal es

la falaz sangre azul que te dispensas.       

Vete a la mierda y comete una buena porción.

Igual te deseo a ti pero ensopada con el líquido renal que

albergan los orinales con tus rotundos efluvios, inmundos y

fétidos.

Aspiró rape.                   

Un paje golpea varias veces en la puerta de la alcoba real.                       

Advierte, tras escuchar con oído atento la disputa de marras:                  

“Sus graciosas majestades deben recibir en Sala al nuevo                          

Embajador de Siria.”

La reina se ciñe la faja. No respira bien.                         

El rey claramente fastidiado le toma a la distancia la mano

regordeta, como exhibiéndola. Recorren el breve trecho en                 

medio del corredor que les proporciona la nobleza que aplaude                 

frenética. La reina siente de improviso que se le revuelven las                   

tripas: << Ya sabía yo que esas berenjenas me iban a caer                          

de la putamadre>>

Los cortesanos huelen algo. Los tapabocas han aumentado

en número.

 “Sabrá usted Señor Embajador que estamos siendo

sometidos a una feroz pandemia de gripe.”“ Bero bor supuesta,

es muy difícil de combatur. Bor lo que huelo tambián ha matado

muchas animalas, esbecialmenta berros y beces. ¡Qué olor

a bodrida¡  Cree hay que llamar la barométrica del reino

bara que destabe las cloacas.

<< Mercachifle gracioso ¿por qué no te vas un poco a la rey     

de la p…? >> Ejemm… Sr. Embajador recién comentábamos

con mi amada Reina  acerca del grave problema que nos aqueja.

Permítame rogar a usted acepte mis más formales disculpas

por este lamentable episodio medio ambiental. Si me permite

voy a colocarme el tapaboca y por supuesto le invitaré a que

usted me imite en prevención de ulterioridades.

Ambos se lo colocan.

El Exmo. Sr. Embajador acerca su boca a la oreja del rey: “Si bara

usted me lo bermita quiero contribuir con una bequeña grano de arena

 a la atmósfero imberante y a la amistad entre nuestros bueblos.

De seguro no basará desabersibido. Tómelo como un saludo de mi

 batria lejana”

El estruendo sacude el retrato de un linajudo ascendiente del rey

a tal punto que le tuerce la noble nariz.

“Es un honor inmerecido el que nos ha hecho Su Excelencia”.

Súbitamente a la reina se le ilumina la cara con un expresivo gesto

 que más que de satisfacción es de alivio. El rey levanta

majestuosamente una de sus nalgas. Suenan pífanos, cornetines

y tambores. El Primer Ministro también se saca las ganas. El clima

es irrespirable no obstante hay gran ansiedad entre la concurrencia.

La atmósfera ha surtido un efecto narcotizante y hasta hay lágrimas

en los ojos de muchos. Las señoras de la corte levantan sus piernas

y agitan sus faldas como bailarinas del Can Can.

Los caballeros se hacen aire con el sombrero...Se escucha aquí y allá

algún ¡¡ Bravo por ese ¡¡ Varios silban y alguno infló un condón que

vuela de aquí para allá. Pero la felicidad es mezquina.

De pronto un paje prende una vela ( no se sabe para qué) y la

explosión del gas metano hace desaparecer de inmediato todo

vestigio de la nobleza. Se desata la revolución y se conforma de

inmediato el comité coordinador revolucionario. “Todo el poder a

los soviet” se escucha por doquier. Las cabezas del rey y la

reina son exhibidas en la plaza pública clavadas en una pica.

El embajador del Líbano ha salido despedido como un obús.

 Se cree que sus últimas palabras fueron: “¡¡La barió…¡¡”

 

 

Flores, perlas de estío

Vuelven a encender el campo

Mieses de un amor dichoso

Astros de sutil encanto

Fiesta del trigo maduro

Caricia trémula, un llanto.

 

 

 LUIS ALBERTO GONTADE ORSINI

Derechos reservados.