Nancy Ruiz Lee

Mañana de domingo

Poco a poco el sol enciende su brillo

en esta mañana de domingo.

Despertar sin alarmas, ni relojes 

en una casa por el sol iluminada,

tibia, tranquila, serena.

Unas oraciones, para ofrecer el día.

Ducha larga, relajante, fragante, sin prisa.

Flores frescas en el jardín y en la mesa.

 

Preparo un abundante desayuno, 

se llena la cocina del

aroma de café que despierta,

de pan que alimenta,

de plátanos fritos, queso, frijoles,

y jugo de naranja recién exprimido

con delicadeza y cariño,

que se disfruta, al ritmo de los trinos.

 

Día de ir a Misa y cantar alegremente,

de pasear en bicicleta por las calles de piedra

y por los callejones 

de la ciudad que, despierta, 

sigue durmiendo su sueño de siglos

anclada en el pasado,

arrullada por tres volcanes,

cercada de cerros.

Y así, en esta mañana

sin estrés ni agonía,

lento domingo que presagia

el domingo eterno que espero

algún día, al llegar al cielo.

 

Nancy Ruiz Lee