**~**
Los momentos inciertos,
se debaten en la espera,
como la manzana en el paraíso,
si hubiera preferido la rutina,
creo que no estaría aquí,
estoy en el Edén de Dios,
porque solo el pecado es inmortal,
y se contempla la sabiduría,
en cartones frescos de mucha desdicha,
cuando sólo soporta la inhibición,
clandestina de clausurar,
lo que el viento dejó en la piel,
una huella intacta del caminar,
cuando sólo falta la conmiseración,
de alguna gente sin compasión,
que se dé de cuenta que aquí,
sólo falta un espato de translúcido fuselaje,
en exordios de mucha plétora,
y el momento inolvidable,
es de mucho avivamiento,
y de carácter altanero,
de enriquecer lo que es del corazón,
cuando en el edén,
sólo falta la avidez extrema,
de no querer la tentación,
en manos extrañas,
como la manzana en el cuello de Adán,
que quedó inmóvil por pecar,
y callar no puede más mi corazón,
si en la odisea del día,
se vé en cada paso de paloma,
las tentaciones incoherentes y altivas,
de gente sin escrúpulos,
que sólo quieren llegar a ser lo que no serán,
cuando sólo falta una codicia interna,
y es el amor propio a tu vocación.
**~**