Ayer soñé sin querer.
Que era rocío en el
amanecer.
Y por los poros de
tu piel broté.
En pequeñas
gotas.
Con la férrea
voluntad de
llenar.
Tu cuerpo de
placer.
En la caricia de
mi mano.
En los besos
a tu boca.
En la lágrima
del alma.
Que se escurre
en la derrota.
Y fui el sudor
de tu piel.
Mojando tu
cuerpo.
Resbalando
descuidado.
Buscando
donde
caer.
Ayer fui solo
placer.
Sin saber amor
muy bien.
Porqué lloré y
desperté...
Rafael Pablo