IturAlva

Placer de ojos labor de manos

                                          

Ya se revelaron mis ojos,

no quieren cerrarse ahora

viendo la magnificencia

que permite mi ventana,

aunque al empañarse borra

la imagen maravillosa

de esas cumbres esplendorosas

que mi sentido consume.

 

Pero no es paseo, no es visita,

ni nada que se parezca

es hacia el laburo que voy,

hacia la hermosa cordillera,

a cuatro mil metros de altura,

a continuar mi tarea.

                                                 

Muchos espacios de cielo,

ocupados por las montañas

engalanadas con nubes,

que aparentan ser bufandas.

 Al caer la helada tarde

o al comenzar la mañana,

se pueden apreciar colores,

reflejos y  formas raras,

que te comprimen el cuerpo, te extasían…

                                    … y te estremecen el alma.

 

 Doce grados bajo cero

en una helada mañana,

no te quitan el placer

de contemplar la alborada

Un litro de mate consumido,

chocolate, frutos secos,

más el cuerpo en movimiento

ayudan en la jornada.

 

Que en verdad, es dura, larga,

son tareas muy pesadas,

donde se descansa poco,

más se duerme en la bajada.

Para reponerse un poco

del cansancio de la andanza.

 

Al pasar los siete días

 de cobre, polución, nevadas

volvemos a casa, a la familia

a regalonear con ella

a mezclarte con la gente

a las calles y veredas

agradeciendo por esto

al trabajo en la cordillera.