IturAlva

OCÉANO MIO

En la espesa bruma,

alarmante marejada, creciente oleada,

disuelve tus puños de agua, relaja

deja, que no hizo nada.

No esparzas tu polvo de ira

sobre las crestas de las olas,

ellas están calmadas.

Tampoco te lleves el odio

hacia las profundidades,

que el frío aquel

despertará tu furia acumulada.

Sosiega, aquieta, quita la amenaza,

espera el alba y cambiará tu saña,

mira por sobre los hombros

el brillo del sol pujante

y te compensará la paz.

Acompaña con vapores de colores

este bello amanecer, caricias,

lenguas de calidez, incandescencia.

Te atrapa la vehemencia, ¿tú la aborreces?

Vividas cuantas veces esta calma

liviandad después de la irritación,

ahora esperas la alborada,

quieto como el anciano sabio, relajado,

entregado como después del apareamiento.

Ahora ya todo es complacencia,

ahora ya cambió tu mirada,

ahora tu puño se abrió a las caricias.

Empecemos bien nuestra nueva jornada