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OTOÑO.

                                                                                                                           OTOÑO

Ya nubes que son de frío,

sus voces, soplos de aliento fresco

son palabras de rocío al tibio rostro;

y los árboles, gastado su vestido,

sin conocer la inocencia muestran desnudez

alfombrando en ocre las veredas

anunciando su crujir, los pasos del andariego.

Entonces, llega el buen clima,

democracia altruista de mediodía y sombra,

con el trino exacerbado del ave

que dice adiós al buscar un nuevo hogar;

y de tanto amarillo aparecen las tardes,

 cuando muro de inmortal horizonte el sol se dibuja,

mientras entre los arrullos del silencio

brotan de nostálgico rincón los suspiros.

Los ambientes de un mundo mudo

gritan acudir a los paseos,

y admirar cómo las flores no renuncian a su primavera,

y la hierba a tostado su verdor

donde los cerros arraigan la silueta de su luto.

Así, huimos fugitivos

cuando son reino los gestos  de antaño,

justo el pasado esquiva la nostalgia;

impera el color dorado de otoño.