Renunciaría a esta vida entera,
por un anhelo que arde y quema…
Volver a la infancia sincera,
cuando el alma era un poema,
y el dolor, sólo quimera
que el juego tornaba en diadema.
Suspiro por burlar el tiempo,
y revivir aquel soñar,
de castillos en el viento
y un cielo por conquistar.
¿Dónde yacen esos sueños,
que en mi pecho florecían,
y tejían dulces ceños
cuando las sombras huían?
Se han perdido entre desvelos,
entre ruinas y desvíos,
como pájaros sin cielos,
como espejos sin rocíos.
Tal vez el viento los robó,
con sus dedos de neblina,
y en su abrazo los llevó
donde el alba ya no anida.
Y así duelen los anhelos,
como un sueño que declina,
como un canto entre los hielos,
como amor que se avecina…
Mas en medio del quebranto,
seguiré mi canto fiel,
dibujando con mi llanto
una aurora en el papel.
Y aunque el mundo me desvele,
y el dolor me haga prisión,
tejeré con tinta y dueles,
el final de aquella ilusión.
Yasuara Melgara