Armando Luna Pineda

LO QUE QUEDO ATRAS

 

 

En el desierto árido y solitario, mi pensamiento, mis palabras se marchitaron.

El espeso verdor de la esperanza, no encontró otro horizonte, más allá de mi propia voluntad.

Se desvaneció el sueño al encuentro de la gris realidad.

Este cuerpo efímero sucumbió a la amenaza cruenta de las postrimerías, a la advertencia del destino.

El eco de la voz de mi alma no vuelve porque ya no existe tu montaña, tu desierto...

No regresara el día, su esplendor y el corazón no sabe ni viaja en la imaginación, al encuentro de cualquier ilusión, ya no existe tu sueño, mi cielo.

Las palabras se van, se desvanecen  las páginas caídas en  anchuroso mar.

El agua  ahoga las letras sin encontrar una frase verdadera porque no sabe leer los mensajes lejanos, de otro mundo que se esconde entre los tejidos sanguíneos.

Quien interpretará el secreto de la vida, quien leerá en el silencio los sueños del otro corazón.

Quien entenderá tal semejanza divina con su propia existencia.

Un día  atrás fui un sueño, un soplo de otra imaginación, y todo queda atrás con los años, con la vida, con los días, con sus  alegrías y sus angustias.

Todo  en lo que creímos y no se realizo, lo que no fue real; solo fue un suspiro de la inexistencia por querer trascender.

 

Noviembre, 2005