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Subir al cielo,
y mirar a la luna,
es pedirle al cielo su eternidad,
que me enamoré de tí,
es amar la vida,
como si fuera la única vez,
que pueda tener algo valioso,
y es fabuloso el momento impetuoso,
pero, falleció mi alma,
dándote la luz de luna en la noche sin tu amor,
y así, fue que el destino brilló más,
mi eterna luna,
como la duna del desierto,
y como tú ninguna,
la que me hace revivir el instante,
en que más te amé,
como si fuera una vez,
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Mirar al cielo,
es saberte más mía,
que la misma luna,
y eterna como la eternidad,
vá atrayendo más la razón,
y se pierde más el tiempo sin tí,
por observar tu cara,
con un torrente de lluvia,
que cae en tí, por mandato de Dios,
y así, que tengo más placer,
que al parecer tengo en mí,
y sobre el destino,
aparecer más en la noche oscura,
hasta hacer que la luna brille más,
y con el tiempo desnudar aquí,
a la luna por saber que su luz,
la tengas en tí con su total brillo.
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