Jet

Fecundo en FA

Dejas que las pestañas vengan a mí,

que la paloma descienda sobre el hijo,

que no se resuelva nunca el acertijo

que flirtea con el niño que yo fui.

 

Que tu cara me devuelva la inocencia,

que no dejes de abrazar como si nada;

y no crezcas, que se quede tu mirada

como en el cielo, o al menos, su apariencia.

 

Y te ordeno que tu risa contagiosa,

afinada con el tono de las cosas,

se encapriche con el juego de estos días.

 

Porque hoy, Fecundo en FA, cantan tus ojos

y porque cinco no son números rojos,

van Facundo y la canción de la alegría.